Elementos contemporáneos
Cementerio musulmán.
- Individuo en conexión anatómica colocado sobre su costado derecho, con la cara enfilada hacia el sureste.
- Estructura mínima. Como mucho algo de adobe o arcilla compacta, colocado en el lateral Oeste de la fosa. En esta campaña no hemos hallado conservada ningún restos de tierra amarillenta (de la posible cubierta) en los márgenes de las fosas como los de 2010. Existe la posibilidad que la laja de piedra de yeso hallada en la Tumba 34 pudo formar parte de la cubierta de alguna tumba, pero se ha comprobado que estaba removida por los rebajes contemporáneos y que se incrustó en el enterramiento. En la Tumba 44 apareció un adobe a la altura del sacro del esqueleto que, quizá, pudo servir como sujeción del mismo; pero de nuevo la acción de los rebajes contemporáneos impide asegurarlo.
- En esta campaña hemos hallado en la Tumba 39 el ejemplo más completo del modo de enterramiento de doble fosa con covacha (foto final del post); sistema que sería el habitualmente empleado, aunque no se ha conservado la parte superior de la mayoría de las tumbas excavadas hasta el momento. Este sistema está ya ampliamente documentado en otras necrópolis de la Península Ibérica como Marroquíes Bajos (Jaén), Tosssal de Manises (Alicante) o en los recientes hallazgos de Valdeherrera (Calatayud).
- En la zona predominan los materiales formados en el periodo Terciario y durante el mioceno, constituidos por yesos masivos alabastrinos alternando con yesos terrosos, margas yesíferas y margas calcáreas. Este nivel, de medio metro de espesor en la zona de la intervención, en el que se excavan las fosas tiene elementos de esos tres materiales predominantes, mezclados en una granulación fina, con escasa densidad de elementos orgánicos y en el que no se ha detectado ningún elemento arqueológico. Una de esas capas configura unos 35 cm. de piedra de yeso de asentamiento casi horizontal, con alguna ondulación. En ella se concluyen los fondos de fosas de varios enterramientos; y es utilizada por la Tumba 39, para abrir una covacha más amplia que las existentes en aquellas otras tumbas que tuvieron que practicarse sobre margas blandas; de modo que el cadáver quedaba protegido por debajo de la resistente capa de piedra de yeso. Este tipo de tumba podemos asimilarla con el sistema de doble fosa (shaq o ladj) de tumbas complejas.[1]
Tumba 41
- El suelo o piso del cementerio en su momento de uso parece no haberse conservado en este punto, pues no hemos detectado ningún cambio entre la tierra en la que se excavan las fosas. Podemos deducir que la superficie de paso de la necrópolis ha sido totalmente eliminado por la erosión y las afecciones antrópicas, al menos en este punto y en lo que respecta a los enterramientos más modernos. La aparición de una piedra de yeso aislada al pie de la Tumba 32 no nos parece una señalización debido a esta baja cota y al arrasamiento de la parte superior de las tumbas ocurrido en época contemporánea.
- Tumba 28
- La cota media a la que hallamos las tumbas pudiera parecer configurar distintas capas de enterramientos, pero lo poco definitorio de este tipo de dato, nos hace dudar mucho de que correspondan a diversas fases de utilización del cementerio. Además hay que tener en cuenta la pendiente natural del terreno en el momento de uso del cementerio, que debió caer hacia el sur. Esto hace que las fosas excavadas el norte del solar tenga una cota absoluta más alta que las del resto del solar. En principio, y sin tener en cuenta los individuos infantiles, tenemos las Tumbas situadas al norte del solar cuyos restos humanos reposan alrededor de entre los 262,90 y 263,10 m SNM. Más profundas están las Tumbas situadas al sur del solar: entre los 262, 80 y 262,91 m SNM. Entre éstas últimas sí se diferencian las Tumbas 39 y 41 que llegaron más profundo que el resto, hasta los 262,44 m SNM; así como la Tumba 24 que sólo bajo hasta los 263,01 m SNM, por lo que rompió la fosa de la Tumba 30, pero no llegó a romper los huesos del esqueleto.
- Son precisamente esas superposiciones lo único que nos asegura que hay, al menos, dos momentos distintos de uso del cementerio. El tramo de tiempo que sea necesario para que una tumba pierda su señalización y su rastro, de tal forma que otra tumba sea instalada sobre la anterior, es algo que no podemos determinar con exactitud. Sin embargo es lógico pensar en un lapso de tiempo importante.
- Tumba 30 cortando la Tumba 24
- Hay otro tipo de superposición menos segura y es el sucedido entre las Tumbas 28 y 31. Las fosas de las Tumbas 28 y 29 se hallaron excavadas en el nivel natural de margas yesíferas de tonalidad verdosa. Sin embargo la Tumba 31, que se encuentra entre la anteriores, se abrió en una tierra arcillosa marrón plástica como la que encontramos rellenando los huecos de las fosas tras la deposición del cadáver. Es posible que esta Tumba 31 sea posterior a las anteriores, que ya hubieran ido perdiendo su rastro, ampliándose la planta de su cubierta por aplastamiento natural. De ese modo, la Tumba 31 se abrirían en un, aparentemente, amplio espacio disponible. En contra de esta idea parece estar el hecho de que la base de las tres tumbas tenga una cota similar. A favor de esta idea está la distinta orientación de la Tumba 31(73,25º), respecto al resto de las fosas halladas en esta campaña, ya que es la que más tendencia tiene a una orientación Este-Oeste.
- Las orientaciones de los enterramientos no difieren mucho de las documentadas en anteriores campañas. Oscilan en una mínima horquilla entre los 73,25º de la Tumba 31 y los 47,28º de la vecina Tumba 29. El promedio de orientaciones de las tumbas estaría (descartando las tumbas infantiles y dudosas) en los 62,12º NE-SW. La alineación de las masas faciales es una cifra más insegura, pues la descarnación ha podido provocar movimientos indeseados por los encargados de la sepultura. Creo que para realizar una estadística debemos contar con un mayor número de individuos, lo que queda pendiente para futuras intervenciones.
- El estado de conservación de los huesos es medio en los individuos adultos, salvo en aquellos en los que los rebajes y apisonamientos contemporáneos han contribuido a su mayor degradación. La acidez de la arcillas han afectado notablemente a los esqueletos infantiles, de modo que los más endebles se encontraron desmaterializados en buena parte.
- La densidad de enterramientos se ha confirmado en unos 0,25/0,30 individuos adultos por metro cuadrado. Calculamos que las interfacies contemporáneas han hecho desaparecer el rastro de unas 9 o 10 tumbas con individuos adultos o subadultos en la zona excavada.
- A pesar de la norma de ausencia de ajuares, en esta campaña hemos hallado un sencillo pendiente de bronce[2], exactamente bajo la zona correspondiente al lado derecho del cráneo de la Tumba 32. Es un simple aro ovalado conseguido al doblar una fina barra de bronce de 1,8 mm de diámetro y sección casi circular (con algunas irregularidades). Este hallazgo tiene paralelos en otras excavaciones de época taifa en Zaragoza capital o Cuéllar (Segovia) ya en el siglo XV, entre otras.
- Correspondiente al momento de actividad de la necrópolis, pero removido en la UE 55 hemos recogido un fragmento de olla de cocina, que parece corresponder a la segunda mitad de siglo X o, mejor, a la primera mitad del siglo XI. Sus características técnicas evolucionadas, que le confieren una gran dureza en una pared fina (2 mm de grosor), y la ausencia de vidriado al interior, hace que me decante por estas fechas.