martes, 20 de mayo de 2008

La puesta en valor de un yacimiento arqueológico

1.- Introducción y objetivos del artículo

Transcribo el artículo de inminente publicación en la revista Kausis, editada por la Escuela Taller de Restauración del Gobierno de Aragón, cuyo consejo de redacción amablemente me invitó a tratar el presente tema, del que poco puedo aportar a la bibliografía reciente, salvo pequeñas acotaciones personales desde el punto de vista de un arqueólogo. Por ello resumiré las líneas básicas marcadas por los expertos a la hora de Interpretar o Exhibir un yacimiento arqueológico. Finalmente plantearé una propuesta tipo sobre la puesta en valor de un elemento patrimonial, que quizá sea de utilidad a algún gestor o amante del patrimonio histórico, especialmente de pequeños municipios, que se esté planteando potenciarlo. Cómo no es objeto del presente trabajo el tema de las investigaciones arqueológicas, me centraré sólo en apuntar los problemas patrimoniales, que suelen repetirse en casi todos los yacimientos arqueológicos:
- Inexistencia de una línea de trabajo (Plan/Planes Director), lo cual favorece que los bandazos políticos afecten a las decisiones sobre el yacimiento.
- Utilización política (con minúsculas), dada la importancia y relevancia social de yacimiento.
- Problemas de conservación, aún por resolver, que van destruyendo el yacimiento.
- Problemas de interpretación y difusión al público.

El conjunto de mi propuesta va encaminada a solventar los problemas expuestos. Primero repaso las teorías actuales sobre la interpretación del patrimonio arqueológico; algo nada baldío pues es prioritario reflexionar sobre la política cultural y más concretamente sobre qué y cómo debe plantearse el aprovechamiento social del patrimonio arqueológico. Si bien es cierto que los bandazos políticos quedan fuera del alcance de un proyecto de este tipo, el prestigio que supone crear una seria línea de trabajo podría disminuir su efecto.


2.- Valor del patrimonio histórico. Función social.

En 1996, se celebra en Helsinki la 4ª Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Cultural, en la que se consagra una doctrina de la difusión del conocimiento del patrimonio cultural, que es la culminación de los criterios establecidos en Granada[1], en confluencia con las nuevas realidades de la sociedad de la información.
En primer lugar, en la Declaración de la Conferencia se hace una exposición ideológica sobre la difusión del patrimonio europeo, afirmando que: “La difusión del conocimiento del patrimonio cultural debe garantizarse en el ámbito local, regional, nacional e internacional, poniendo de relieve tanto los elementos de unidad europea como la variedad de las identidades culturales que se manifiestan. La comprensión detallada de los valores inherentes al patrimonio conduce al reconocimiento de la diversidad, a la tolerancia y a la superación de las meras diferencias”.

Es este el sentido que deben tener las diferentes propuestas que hoy en día llamamos “puestas en valor” de cualquier elemento del patrimonio y. desde luego, de los sitios arqueológicos. No obstante, esto se debe conjugar con la adecuada conservación del patrimonio hacia las generaciones futuras.
La preocupación por el deterioro físico del patrimonio europeo se ha puesto de manifiesto en la mayoría de los Textos Fundamentales adoptados por el Consejo de Europa. En un primer momento esta preocupación se centraba en el patrimonio arquitectónico pero más recientemente, se amplía dicha inquietud hacia el concepto de patrimonio cultural en su conjunto.
La actual sociedad de consumo ha generado una mercado que puede llamarse “patrimonio - espectáculo”, con los consiguientes riesgos para la integridad de los restos materiales. La legislación europea ya ha tratado esto en la Carta sobre el Uso de los Lugares Clásicos de Espectáculo, (Verona 1997.). En el texto del documento se establece, respecto a estos monumentos (…) que se deben preservar como recurso vulnerable, transmitir fielmente la información científica que poseen, facilitar la comprensión del público, valorizar estos sitios utilizándolos, gestionar estos lugares contribuyendo al desarrollo sostenible y, por último, hacer progresar las técnicas y oficios especializados para su conservación y utilización a través de redes específicas. La Carta es el resultado del trabajo de un grupo interdisciplinario de expertos, que han llegado a resultados expuestos con un enfoque intersectorial para el logro de objetivos que mejoren la conservación y uso de esta categoría tan específica de patrimonio, que contiene elementos arqueológicos y arquitectónicos irreemplazables[2].
Es por todo esto que el concepto de exhibición del Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza cristalizado en el Teatro de Caesaragusta es el correcto, frente al planteamiento inicial empleado en el Teatro de Sagunto.

Aunque la problemática no sea tan extrema, esta metodología es extensible a los yacimientos arqueológicos. En las líneas siguientes intentaré dar este enfoque global a las soluciones planteadas.

Los sitios arqueológicos pueden tener diversos grados de posibilidades para cumplir con las funciones que se le suponen. El grado superior sería aquello que se viene llamando “paisaje Cultural”, es decir, los restos materiales que permiten su comprensión como huella material de un proceso histórico, puesto que los paisajes culturales no son sino el resultado de la interacción entre la actividad humana y el medio natural sobre el que se produce.
En 1986 el Departamento de Arqueología del entonces ICRBC (Dirección General de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura) puso en marcha el Plan Nacional de Parques Arqueológicos, algo que quedaba asumido por la ley del Patrimonio Histórico Español de 1985 (Ley 16/ 1985), que proponía como máximo nivel de protección la categoría de Bien de Interés Cultural (art. 9-13), aplicable, en el caso de los bienes inmuebles, a monumentos, jardines históricos, conjuntos históricos, sitios históricos y zonas arqueológicas (art. 14-25). En esta misma ley (art. 35) se proponía el desarrollo de Planes Nacionales de Información sobre el Patrimonio Histórico Español, bajo responsabilidad del Consejo de Patrimonio Histórico, como vía para la protección del patrimonio y "con el objeto de facilitar el acceso de los ciudadanos". En este contexto se inscribe la propuesta del plan sobre parques arqueológicos; los objetivos y primeros resultados (los anteproyectos de conversión en parques arqueológicos) fueron objeto de un seminario realizado en 1989 y publicado por el Ministerio de Cultura (Mª. A. Querol, Parques arqueológicos, 1993). En este Plan, un parque arqueológico se considera definido por seis aspectos:
- Se trata de un bien inmueble (yacimiento, zona arqueológica, conjunto histórico o sitio histórico) declarado BIC y que incluye su entorno (algo ya previsto en la Ley de Patrimonio), ya que una característica esencial del parque ha de ser su vinculación con su medio natural y cultural.
- Debe ofrecer interés científico, histórico y educativo. Su interés científico ha de ser independiente de la monumentalidad o excepcionalidad de los restos. A la hora de seleccionarlo ha de ser un elemento clave su representatividad (de momentos históricos, modos de vida...) y de ahí derivará su papel en la información y formación.
- Su estado de conservación ha de ser correcto, de manera que sea posible mostrarlo al público y hacerlo comprensible. Implica una concepción y ejecución paralela de los procesos de investigación y puesta en valor.
- Ha de tener la infraestructura de acceso necesaria para que sea posible la visita. Esto implica una adecuación global del espacio para el público, incluyendo puntos de información, itinerarios, etc.
- Se ha de concebir integrando la relación yacimiento/ entorno y parque arqueológico/ entorno. El hecho de hacer explícita esta contextualización, supone no sólo tener en cuenta la dimensión espacial, sino también la temporal, que aclare al visitante el papel del parque en el momento actual y su relación con su entorno a lo largo de la historia.
- El objetivo que marque la planificación e intervenciones debe ser la obtención de la máxima rentabilidad social. El papel del parque arqueológico es comunicar con un público lo más amplio posible, poniendo para ello en marcha los medios pertinentes: centro de información, museos, publicaciones, multimedia, materiales didácticos, etc.

- Por último, no debe olvidarse que el destinatario final es la ciudadanía. Deben desterrarse las viejas ideas patrimonialistas, tanto de la administración como de los estudiosos de cada yacimiento. El ICOMOS en su artículo 2 de la Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico de 1990 declara que: “La protección del patrimonio arqueológico debe incorporarse a las políticas de planificación a escala internacional, nacional, regional y local.
La participación activa de la población debe incluirse en las políticas de conservación del patrimonio arqueológico. Esta participación resulta esencial cada vez que el patrimonio de una población autóctona está en juego. La participación se debe basar en la accesibilidad a los conocimientos, condición necesaria para tomar cualquier decisión. La información al público es, por tanto, un elemento importante de la


3.- Teoría sobre interpretación o exhibición del patrimonio arqueológico

La historiografía reciente sobre la puesta en valor de yacimientos arqueológicos ha recogido los criterios básicos que deben tenerse en cuenta a la hora de seleccionar la validez de un resto arqueológico para su interpretación y exposición al público.

Poner en valor significa obligatoriamente seleccionar, aunque que todo resto sea susceptible de trasmitir un valor cultural. Como premisa, estos criterios han de conformarse teniendo en cuenta dos vertientes asociadas: los aspectos patrimoniales y los aspectos científicos. Sólo de su consideración conjunta se derivará una puesta en valor coherente y de calidad.
Almudena Orejas Saco del Valle explicitó una serie de directrices básicas para establecer un parque arqueológico:
- Alto grado de Representatividad, es decir, que sea un ejemplo significativo. (…) como expresión de formas de vida, de trabajo, de producción, de simbolización... hace que sea representativo de las interacciones entre comunidades y con el medio, algo que va más allá de la excepcionalidad del mismo.
- Delimitación. Un parque ha de poseer unos límites reconocibles y coherentes con la realidad patrimonial que se desea transmitir. Esto se debe hacer percibir claramente (y no sólo ni necesariamente cerrando físicamente el espacio).
- Capacidad de integración de:
· Escalas espaciales distintas, que permitan ubicar acontecimientos locales en contextos más generales (regionales, nacionales, mediterráneos, europeos...).
· Escalas temporales. La diacronía es elemento esencial para hacer entender el paisaje como resultante de procesos históricos.
· Elementos funcionales y morfológicos diversos.
- Ejes temáticos. La información se debe presentar organizada, de manera que la selección de temas propuestos permita al público articular la visita correctamente, sin ocultar la riqueza de los procesos históricos. Esto permitirá jerarquizar e integrar en el discurso global otros elementos. Los temas pueden hacer referencia a: actividades, modos de vida, formas de hábitat, producciones, elementos simbólicos, etc. Con frecuencia son las actividades productivas que han marcado la explotación de una zona las que proporcionan el marco temático primario, así, por ejemplo, la minería en el caso de la Zona Arqueológica de Las Médulas. Evidentemente el problema esencial es articular la diversidad y la homogeneidad, es decir, cómo transmitir la complejidad.

El comité encargado de declarar a las Médulas como patrimonio mundial también explicitó posibles criterios exigibles a los bienes de interés cultural:
- Ser una obra destacada de la creatividad humana.
- Proporcionar un testimonio destacado de la creación de un Paisaje Cultural.
- Ser una evidencia, al menos excepcional, de una civilización extinguida.
- Ser un ejemplo sin paralelos resultante de la unión entre Arqueología y Paisaje que ilustra un período de gran importancia para la Humanidad.

Hoy día se ha establecido una serie de premisas[3] a tener en cuenta a la hora de decidir la presentación al público un yacimiento:
- “…no sólo es necesario preservar, conservar e integrar, sino que también es fundamental comunicar qué preservamos, por qué conservamos y qué significan los vestigios que musealizamos. Así la ciudadanía podrá entender, compartir o negociar los motivos por los cuales convertimos unos vestigios arqueológicos en patrimonio cultural y por qué razones los queremos articular junto con la dinámica cultural, social y económica de la comunidad. Es necesario crear un diálogo entre los ciudadanos y el patrimonio arqueológico heredado de sus antepasados. Es imprescindible que se comprendan las razones científicas, culturales y económicas de la preservación del patrimonio.
- En términos prácticos, podemos entender que interpretación es aquella explicación o presentación pública, cuidadosamente planeada, que aborda el significado de un lugar como patrimonio cultural, tanto tangible como intangible. Los mecanismos técnicos (…), sea cual sea el medio seleccionado, deberá proporcionar una información sobre el lugar que no resultaría disponible de otro modo. Esta es precisamente una de las especificidades de los museos de sitio respecto a otro tipo de museos: el hecho que la interpretación se realiza en el mismo espacio patrimonial para que el público entienda, disfrute o perciba in situ los valores del yacimiento arqueológico. Por lo tanto, la interpretación misma se realiza tomando el yacimiento como pieza clave y elemento central del discurso y de las técnicas museográficas. No se trata de un espacio ajeno al escenario museográfico sino que forma parte intrínseca y estructural de éste. De hecho, el atractivo mayor de los museos de sitio es que el público puede directamente ver, pasear y experimentar el pasado sintiéndose envuelto por sus vestigios.
- En los ámbitos profesionales de la gestión patrimonial se ha adoptado la palabra “interpretación” para designar la comunicación que se da entre los vestigios arqueológicos y el público. Como en toda comunicación existe un emisor -en este caso, una profesión: la arqueología-, que quiere hacer llegar un mensaje -la significación del yacimiento arqueológico- a un receptor -el público visitante del yacimiento musealizado. Pero el término “interpretar” connota otros aspectos más allá de la semiótica básica aquí expresada. Por una parte, hace referencia al mensaje mismo, a su contenido y su significación, y por la otra, pero de manera íntimamente relacionada, nos habla de quién comunica: ¿son los vestigios, los arqueólogos, los gestores patrimoniales o los políticos? Los vestigios arqueológicos por sí mismos no transmiten ningún mensaje, son mudos: para que expliquen alguna cosa es necesario elaborar un discurso, que debe basarse tanto en los resultados de las excavaciones como en los diferentes valores que se atribuyen al yacimiento. Por lo tanto, aquello que se comunica al público son, en primer lugar, las interpretaciones históricas realizadas por los profesionales de la arqueología: se trata de hipótesis interpretativas, que se ajustan o se descartan en virtud de la investigación científica en curso. Pero los vestigios arqueológicos no sólo tienen una significación científica. En la medida en que algunos yacimientos arqueológicos son reconocidos como fragmentos de episodios culturales trascendentales se convierten en hitos históricos a los que damos relevancia cultural. Al transformarse en patrimonio cultural (es decir, al convertirse en lo que nosotros catalogamos como algo digno de ser referido como elemento cultural) los vestigios arqueológicos se convierten en un fenómeno simbólico de presente. Por lo tanto, aquellos vestigios “mudos” acaban constituyéndose en portadores de nuevos mensajes sociales según quién sea el emisor: de identidad nacional, de simbología religiosa, con connotaciones de clase social, de valor artístico, de carácter educativo, etc., más allá de lo meramente histórico.
- (... Definir cuáles son los significados culturales a interpretar y transformarlos en discursos interpretativos, inteligibles para el público potencial que se desea alcanzar, no es una decisión que se deba tomar a la ligera. Se trata de una decisión que afectará directamente el éxito comunicativo del proyecto de puesta en valor. Por esta razón cuando se musealiza un yacimiento arqueológico es imprescindible decidir de manera consciente, consensuada y argumentable qué es lo que se va a interpretar. Las decisiones no se pueden tomar de manera aleatoria o porque parecen obvias, porque interpretar un yacimiento arqueológico no consiste sólo en explicar su contenido histórico. Se trata de un proceso que evoluciona constantemente en el tiempo y en el cual hay que realizar elecciones sobre aspectos tan diversos como si se quiere dar relevancia a un período histórico concreto, a una zona de ocupación específica, a una significación cultural particular, etc., sin olvidar que es necesario adaptarse a un público no necesariamente versado en arqueología. También se debe decidir, por ejemplo, si la interpretación tiene fines divulgativos (el yacimiento como herramienta educativa), de entretenimiento (el yacimiento recreativo) o de evocación de un pasado remoto (rememorativas).
- Estas decisiones inciden directamente sobre los elementos que integran un proyecto de interpretación: el discurso interpretativo, el guión expositivo, el recorrido museográfico, las técnicas museográficas, los programas educativos y las actividades culturales paralelas, así como los sistemas de gestión. Las decisiones discursivas acabarán por definir una línea interpretativa muy concreta. Para que estas decisiones se integren correctamente en el proyecto de puesta en valor, deben consensuarse, adaptarse e integrarse a las propuestas de actuación de los otros profesionales participantes en el proyecto de puesta en valor, básicamente arquitectos y restauradores. Conseguir un diálogo fluido entre arqueólogos, museógrafos, conservadores y arquitectos dará lugar a un proyecto integral y armonioso. Además, si las tomas de decisión entorno a la filosofía interpretativa se realizan mediante criterios compartidos y consensuados, se obtendrán elementos argumentables científica, profesional y políticamente tanto ante la profesión como ante la ciudadanía.”

Se ha llegado incluso a crear un esquema de diseño de proyecto de interpretación de yacimientos arqueológicos, en el que algunos de los elementos claves generales atener en cuenta en cualquier plan interpretativo son:
- El patrimonio arqueológico interpretado in situ presenta una especificidad propia que lo diferencia de otros elementos patrimoniales muebles o inmuebles;
- Los discursos y las herramientas interpretativos deben ser fruto del diálogo y el consenso. Además deben responder adecuadamente a los objetivos generales de la interpretación y la puesta en valor de los yacimientos arqueológicos;
- El proyecto de interpretación debe articularse con las otras disciplinas participantes en el proyecto de puesta en valor (arquitectos, conservadores, etc.), pero siguiendo siempre una metodología de trabajo que le es propia;
- El proyecto de interpretación debe contener las herramientas para autoevaluarse, así como ser suficientemente flexible como para corregirse en cualquier momento;
- El proyecto de interpretación deber ser capaz de convertir la información en conocimiento al alcance de la sociedad;
- El proyecto de interpretación debe permitir a la ciudadanía comprender mejor su ciudad y su patrimonio cultural;
- El proyecto de interpretación debe fomentar un desarrollo sostenible y equilibrado entre pasado y presente en las ciudades europeas.

En resumen, conjugando con las nociones ya expuestas de Antoni Nicolau[4], y las “Recomendaciones para las Buenas Prácticas en Interpretación del Patrimonio Natural y Cultural” de la Comisión de Calidad y Buenas Prácticas en la Interpretación Asociación para la Interpretación del Patrimonio (AIP) de 2006, Boletín de Interpretación 14, p. 17-25, (http://www.interpretaciondelpatrimonio.com/docs/pdf/boletin_14.pdf), se establecen unos puntos de obligada consideración para decidir qué se hace con un sitio arqueológico:
1. Singularidad.
2. Representatividad (de aquello que se quiere comunicar).
3. Capacidad de ejemplarizar (estado de conservación).
4. Recursos necesarios para llevarlo a cabo.
5. Oportunidad (sociopolítica).

Características de una buena interpretación del patrimonio.-
En muchas ocasiones el actual auge de visitantes dista mucho de estar adecuadamente ordenado y articulado e incluso puede llegar a poner en peligro el deseable carácter duradero de un recurso. Uno de los principales problemas habitualmente pendientes es el mantenimiento y la mejora de las infraestructuras de acceso y servicios, así como conseguir un acceso al parque que equilibre la prestación de servicios al visitante y un control que impida la masificación. Frente a una clara tendencia a mejorar los accesos hasta el extremo de que el visitante pueda llegar en coche hasta los principales puntos de información, debe darse preferencia a una circulación perimetral, potenciando los aparcamientos disuasorios. También está pendiente la dotación de una infraestructura de personal mínima a todas luces imprescindibles para la correcta interpretación de cualquier yacimiento arqueológico. En fin, uno de los problemas esenciales es, en muchas ocasiones, la diversidad de administraciones implicadas en su mantenimiento y desarrollo.

Por lo que respecta al cuidado del correcto cumplimiento de sus funciones, ya en 1957 fueron expuestos por F. Tilden los principios para interpretar el patrimonio:
- Cualquier forma de interpretación que no relacione los objetos que presenta y describe con algo que se encuentre en la experiencia y la personalidad es estéril.
- La información, como tal, no es interpretación. Es una revelación basada en la información. Sin embargo, toda interpretación incluye información.
- La interpretación es un arte que combina muchas artes para explicar las materias presentadas; y cualquier forma de arte, hasta cierto punto, puede ser enseñada.
- La interpretación persigue la provocación y no la instrucción.
- Debe ser la presentación del todo y no de las partes aisladamente, y debe dirigirse al individuo como un todo y no sólo a una de sus facetas.
- La interpretación destinada a niños no debe ser una mera dilución de lo entregado a los adultos, requiere un enfoque radicalmente diferente. En el mejor de los casos necesitará programas específicos.

Pablo Regio, en “Decálogo del intérprete ambiental y del patrimonio”, Boletín de Interpretación, 14, p.10, ha actualizado estas ideas con una serie de propósitos para el mediador entre el yacimiento arqueológico y el público:
- Ser un intérprete es una elección y no una imposición. Por ello disfrutaré de mi labor, pese a la fatiga que pueda imponer la reiteración, porque cada persona con la que me relaciono es distinta y merece mí mejor esfuerzo.
- Si no gano el interés y simpatía del público, de nada vale el mejor mensaje que puedo preparar. Para abrir corazones desde el vamos, no hay mejor llave que una cálida bienvenida y una sonrisa sincera.
- Aunque admito que la interpretación no funciona por medio de una receta universal, reconozco ciertos principios confiables a los que adhiero, además de una buena dosis de ingenio, esfuerzo y amor por mi profesión.
- Haré efectivo mi trabajo mezclando, en el recipiente del tiempo prudencial, generosas porciones de amenidad y claridad.
- Buscaré cautivar y embelesar a mis interlocutores, porque la ruta del sentimiento es la más directa a la comprensión.
- No alardearé de mis conocimientos. Ellos son los ladrillos con los que ayudaré al visitante a cimentar la construcción de una nueva percepción ambiental. La información es un ingrediente de mi tarea, pero agregada en exceso puede arruinar el resultado final.
- Abordaré cada proyecto con entusiasmo y profesionalismo, porque estoy convencido que mi disciplina es irremplazable como herramienta para la conservación del patrimonio.
- Contribuiré al enriquecimiento de la interpretación, intercambiando experiencias y saber con mis colegas. Con ellos, creceré profesionalmente.
- Planificaré previamente mis actividades, con objetivos claros, concretos y mensurables, porque en ello reside la diferencia entre el profesional y el mediocre.
- Tendré siempre en claro que los medios que empleo no son un fin en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar mis objetivos.

L. Beck y T. Cable ampliaron estos principios en 1998, de los que destacaré que:
- Los textos interpretativos deberían transmitir aquello que a los lectores les gustaría conocer.
- La interpretación debería estimular las capacidades de los visitantes.
- Un programa interpretativo debe ser capaz de conseguir apoyo político, financiero, administrativo y profesional.

Para no extendernos aquí demasiado, puede plantearse que una buena interpretación deberá seguir el modelo planteado por Jorge Morales Miranda (1998), el cual, perseguirá la definición dada por el autor: “La interpretación es una estrategia de comunicación destinada al público en general que revela el significado del lugar con el fin de que lo aprecie y pueda adoptar una actitud favorable a la conservación”.

Para hacer visitable un conjunto arqueológico es necesario tener en cuenta una serie de aspectos como:
- Garantizar su protección con la declaración del máximo nivel de protección legal posible que asegure su conservación y estudio.
- Ha de tener un tratamiento museológico suficiente para que se comprenda y conseguir la mayor incidencia social. El tratamiento ha se ser riguroso y capaz de transmitir contenidos científicos comprensibles para los diferentes públicos (escolar, turista, especialistas), hacerlo de modo atractivo y a partir de un guión estructurado para que el aprendizaje sea comprensible. No sólo se debe describir, sino también interpretar.
- Ha de dotársele de una estructura administrativa de gestión, con presupuesto definido y personal asignado.
- Debe disponer de servicios básicos para los visitantes (recepción, WC, expendedores de bebida, etc.) y adecuados de manera suficiente a los diferentes tipos (grupos de hasta 60 personas de un autobús, minusválidos, etc.)
- Aquí quiero resaltar mi petición de que sea atendida la Memoria Científica de los arqueólogos responsables de cada yacimiento, pues en muchas ocasiones vemos concluidos proyectos de exhibición de yacimientos o monumentos sin que exista el estudio final de las intervenciones realizadas. Es evidente que los plazos políticos de inauguraciones de proyectos sobre el patrimonio marcan una urgencia, pero no lo es menos que no se trata de abrir al público un elemento histórico por que sí, sino de transmitirle unos conocimientos comprobados. Algo que no se puede asegurar mientras el estudio científico no esté concluido


4.- Valor de un yacimiento arqueológico en su contexto histórico y en su marco local

Pueden definirse tres valores genéricos. Valor de uso, es decir, la utilidad. Valor formal desde el punto de vista científico o mediático. Y valor simbólico, como portador de un mensaje más o menos evidente. Enumeraré aquello que debería ser tratado por un proyecto de interpretación.

Fase Histórica.
Cronología. Función e importancia en su contexto local. Podría tomarse como una parte de un itinerario más amplio.
Restos inmuebles.
Partes diferenciadas. Hitos ejemplificadores y fundamentales.
Singularidad (del tipo que proceda): monumental, religiosa, económica, cultural...
Conservación física, visual y didáctica.
Grado de conservación y problemas de deterioro. Intervenciones ya realizadas con anterioridad. Elementos de conservación de urgencia. Previamente es recomendable la ejecución de un plan director realizado por un equipo multidisciplinar (ingenieros, geólogos, arqueólogos y restauradores) que incluya:
- Un estudio a nivel geológico- químico de los materiales constitutivos, a fin de realizar los tratamientos más apropiados en cada caso.
- Previsión de un sistema de cubierta. Planificación de un sistema de canalización de aguas y su correcta evacuación fuera del área de excavación.
- Análisis del estado de Conservación y propuesta de tratamiento de restauración.
Oportunidad.
Situación del yacimiento en relación a núcleos de población (potenciales visitantes) a infraestructuras de comunicación por carretera, ferrocarril y avión.
La reciente creación autonómica de la red de Comarcas debería favorecer la implicación del conjunto de la comarca en el apoyo económico a la exhibición del yacimiento de referencia de casa una de ellas.
Inversión.
En este apartado cualquier programación que se haga desde la exclusiva voluntad del arqueólogo resulta inútil. Debe realizarse en colaboración estrecha con los promotores. Las actividades que se describen en el capítulo siguiente exigen un notable esfuerzo económico, que sólo puede llevarse a cabo si las autoridades autonómicas y locales se implican personalmente, tras haber comprendido la potencialidad del sitio arqueológico.
En este tipo de situaciones suelen emplearse distintas fórmulas que rebajen las necesidades de financiación como escuelas-taller y asociaciones de voluntarios para las actividades de guía del yacimiento y mantenimiento de las instalaciones. No se trata de inventar nada nuevo, sino de que puedan surgir ciertas ideas para ahorrar esfuerzo inversor. Este esfuerzo muy probablemente no pueda costearse desde los exiguos presupuestos de los departamentos culturales y debería buscarse quizá desde otros más dotados.
Por último, el desarrollo a largo plazo del proyecto, con los consiguientes costes de personal, suelen ahuyentar a los responsables de la Administración. Por ello en algunos sitios arqueológicos se ha utilizado la fórmula de conceder la explotación comercial de la exhibición del yacimiento a una empresa privada, que asuma los cotes y los posibles beneficios. Ello debe realizarse lógicamente en un marco de control administrativo de las acciones encaminadas a dotar de atractivo turístico al yacimiento; es decir, que hacerlo más apetecible no suponga nunca un menoscabo patrimonial del mismo.


5.- Propuesta de puesta en valor:

Objetivos.

- Acercar al ciudadano: la etapa histórica de referencia y los modos de vida de esa sociedad; las técnicas tradicionales artesanales, etc.
- Promoción del municipio (mercadotecnia, turismo atraído, empleos generados)
- Mejora de la consideración del patrimonio histórico

Medios empleados: Enmarcados dentro de un Plan Director de las intervenciones a realizar, que marque objetivos, agentes participantes, recursos y cronograma.
- Estudio de público y potencialidad del yacimiento. Debe optimizar los esfuerzos inversores y reconducir las acciones que pudieran resultar descabelladas. Debe preparar una campaña de difusión previa al arranque de los servicios, para que su comienzo sea bueno.
- Centro de recepción de visitantes: Introducción al yacimiento y la visita, y resumen final. Se hará especial hincapié en centrar la etapa histórica y los apartados mencionados en los objetivos, así como en las normas mínimas de seguridad y salud durante la estancia, tanto para el público como para el yacimiento. Publicitar otros yacimientos históricos, inscritos o no en un programa general de la Comunidad Autónoma o, incluso, suprarregional. Encuestas voluntarias al finalizar, que deberán indagar la adquisición de conocimientos por parte del visitante, el grado de satisfacción que se lleva y sus propuestas de mejora.
- Audio-guías. Guías personalizadas. Realidad aumentada. Además de lo ya comentado antes sobre una idónea interpretación del patrimonio, resultan un recurso muy económico. Por norma, deben resultar sencillas, aunque la tecnología actual permite crear distintos grados de especialización adaptables al nivel del visitante. Mucho más caro resultan las instalaciones de realidad aumentada, aunque son muy útiles para hacer entender los restos al turista poco avezado en la arqueología.
- Señalización: general, zonal y puntual. Localización estudiada de los mismos. A parte de la teoría general sobre las características de la señalización, como la comprensibilidad (riguroso pero asequible, alejados de la terminología científica), la correcta distribución, alta resistencia a la intemperie y el vandalismo, en lo que no voy a extenderme aquí; el óptimo aprovechamiento de este recurso debe valorarse en conjunto con otros medios como las audio-guías. De existir los dos, la señalización debe centrarse en facilitar los desplazamientos sobre el terreno, evitando rodeos innecesarios y evitando el innecesario cansancio del turista, así como incidiendo en los elementos básicos de aquello que se quiera comunicar.
- Cubierta de los restos inmuebles: La visita se realizaría en unas condiciones inmejorables y con unas mayores posibilidades de musealización. Estás podrían ser la instalación de elementos de realidad aumentada, que proyectasen desde diversos puntos el alzado de los edificios conservados.
- Adecuación de senderos. Además de estar insertados dentro de los restos, a ser posible, teniendo en cuenta la lógica urbanística del periodo histórico que tratemos de explicar, habrá que atender la legislación vigente sobre eliminación de barreras arquitectónicas y favorecer el tránsito de los disminuidos funcionales. Importante igualmente para una agradable visita será su enriquecimiento con un entorno de vegetación histórica.

Rutas.- Una ruta debe estar pensada para no llegar a provocar cansancio en el visitante, algo que viene condicionado por la amplitud del sitio, la afluencia de público en una relación directamente proporcional (más gente - mayor cansancio), la distribución espacial del lugar y sus posibilidades, la monotonía de lo presentado (por ejemplo demasiadas viviendas iguales), el tipo de visitante condicionado por: si es residente o visitante, su estado vital, etc. Si el yacimiento es de grandes dimensiones, puede dividirse en más de una ruta para que cada una rebaje su duración, lo que da más posibilidades a las personas con movilidad reducida. Las recreaciones que insertemos deben estar basadas en una arqueología experimental, la cual podría retroalimentarse con un taller que ensaye las técnicas artesanales empleadas entonces. La propia reconstrucción de algún edificio podría servir como elemento de protección de los restos.

Actividades del taller.- Incluso del tipo Escuela-taller formativa. Explicación práctica a visitantes: Selección de materias primas, comportamiento frente al medio ambiente, etc.

Excavación arqueológica planificada que dinamicen y renueven las visitas cada año.- Explicación a visitantes: Visita a la actividad real en tiempo de campaña de investigación. Prácticas de excavación programadas, especialmente a escolares (concienciación sobre el valor del patrimonio histórico).


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http://www.international.icomos.org/ .Página web del Consejo Internacional de monumentos y lugares de la UNESCO. Contiene información sobre sus distintas actividades, por ejemplo el Comité Científico Internacional sobre ARCHAEOLOGICAL HERITAGE MANAGEMENT.
http://universidadypatrimonio.net/ . Forum UNESCO - Universidad y Patrimonio (FUUP) es un proyecto de la UNESCO para la realización de actividades para la protección y salvaguarda del patrimonio cultural, a través de una red informal de instituciones de educación superior. FUUP está bajo la responsabilidad común del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), España.
VV. AA., Seminario de Parques Arqueológicos, Madrid, 1993.
VV. AA. Actas de la I Reunión Internacional sobre el Patrimonio Arqueológico: modelos de gestión, Valencia, 1995.
VV. AA., Función social del Patrimonio histórico: el turismo cultural, Cuenca, 2002.


NOTAS

[1] Convenio para la salvaguarda del Patrimonio Arquitectónico de Europa, Granada 1985.
[2] Para el desarrollo de este trabajo, se ha establecido una interesante iniciativa, la Red Europea de los Lugares Clásicos de Espectáculo que está gestionada por la Fundación Europea de los Oficios del Patrimonio.
[3] Líneas extraídas de los cuatro congresos sobre Musealización de yacimientos celebrados hasta la fecha en España y sobre todo de la obra de referencia de Antoni Nicolau “la interpretación del patrimonio arqueológico: objetivos, premisas y procesos de decisión”, dentro del Coloquio internacional e interdisciplinar – APPEAR, Bruselas, 4 y 5 Octubre 2005, CIUDADES DEL PASADO, CIUDADES DEL FUTURO: DAR VIDA A LA ARQUEOLOGÍA URBANA. PUESTA EN VALOR DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS URBANOS.
[4] (…) “hemos intentado establecer un protocolo de actuación (...) establecer unos criterios que ayuden a responder a las preguntas que surgen a lo largo de un proyecto de puesta en valor.” En este sentido incide la obra de Jesús Mejías López Estructuras y principios de gestión del patrimonio cultural municipal, Librería Cazabaret, 2008, de recientísima publicación al escribir estas líneas.

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